Dinar amb els fèlibres. (fot. La Vanguardia) |
L’estiu de 1930
s’inaugurà a Barcelona un bust sobre un pedestal dissenyat per Josep Puig i
Cadafalch en motiu del centenari del naixement de Frederic Mistral. La
Vanguardia del dia 1 de juliol feia aquesta ressenya de la inauguració i dels
diferents actes en motiu de la vinguda dels felibres a Barcelona.
El centenario de Mistral
Inauguración del monumento. Alrededor de las once y media de la mañana se
reunieron en las Casas Consistoriales los intelectuales provenzales que se encuentran
en Barcelona, con motivo del centenario del nacimiento del inmortal poeta Federico
Mistral, para dirigirse desde allí a la montaña de Montjuich, donde debía tener
efecto el acto de la inauguración del monumento erigido a la memoria del patriarca
de las letras provenzales.
A dicha ceremonia asistieron, entre otros, el alcalde, conde de Güell; el
diputado provincial señor Puig y Cadafalch; los concejales señores Coll y Rodés,
Alejandro Font y Viladot; los diputados provinciales señores Bastardas y Andreu;
el canónigo de Vich, doctor Jaime Collell; señores Francisco Matheu, Juan M.
Guasch, Bulart y Ríalp; Joaquín Cabot, presidente del Orfeó Catalá; Puig y
Alfonso, el escultor Clará, Ainaud, jefe de la delegación de Cultura del Ayuntamiento;
Renart, Ruiz Porta, Pómpeyo Fabra, Ramón Tor, Rafael Pomés, de la Asociación de
Cultura de Mallorca; Enrique de Fuentes, señora María Doménech, viuda de
Canyelles; señores doctor Soler y Pla, mosen Lorenzo Riber y Navarro
Costabella.
Asistieron, además, el cónsul general de Francia; madame Mistral y madame
Azéma, ataviadas a la usanza provenzal; y los felibres señores Federico Mistral
(sobrino), Mario Jouveau, Carlos Graneó, Alibert y Francisco Ayrol.
El monumento al cantor de «Mireya» está emplazado a la izquierda del
Palacio Nacional y consiste en una columna de esbeltas líneas sobre la cual se
destaca un busto del insigne provenzal, que aparecía cubierta con los colores
catalanes. El monumento es proyecto del señor Puig y Cadafalch y el, busto es
obra del escultor señor Arnau.
Durante la ceremonia la Banda Municipal interpretó diversos pasajes de
«L''Arlessienne » y varias sardanas. Descubierto el busto el venerable don
Francisco Matheu recitó una poesía dirigida al alcalde de la ciudad, en la que,
después de dedicar cumplidos elogios a Mistral, le hizo entrega del monumento a
la ciudad. para que ésta lo honre con su memoria.
Después el alcalde, conde de Güell, pronunció el siguiente discurso en
francés, que terminó en catalán, en el cual dijo:
«Señor cónsul, poetas y escritores de lengua catalana: Hace poco tuve el
honor de asistir en Cannes a la inauguración del monumento al gran poeta
Mistral con todos los representantes, de las lenguas neolatinas; y hoy aquí, en
la otra vertiente de ese Pirineo cuyas aguas riegan nuestro suelo y cuyas
alturas han inspirado por igual a nuestros poetas, tengo la satisfacción de
ofreceros este monumento, testimonio de Admiración al poeta hermano de Verdaguer
y de Guimerá. Lo hago en los días felices en que la lengua catalana ha merecido
un reconocimiento de carácter oficial.
Por eso desde esta altura de Montjuich, a la vista de Barcelona, ante este
Mediterráneo que da común alimento a nuestros y a vuestros pescadores y la
misma inspiración a nuestros y a vuestros poetas, os digo en catalán, que
Barcelona envía a los pueblos del Languedoc un abrazo de hermano.»
Contestó a estas palabras el «capoulier du Felibritge» Mr. Jouveau con
otras de cálida emoción y gratitud por el homenaje que Cataluña ha tributado a
Mistral, con el que se viene a reconocer el amor que le profesó siempre el
poeta de aquella tierra hermana de Provenza. Después de hacer votos para que en
un no lejano porvenir se cumplan las aspiraciones de Cataluña, terminó dando un
viva a ésta que fue correspondido por todos.
Después habló, en nombre de la familia, M. Federico Mistral, quien
igualmente agradeció la distinción que Barcelona ha tenido para con su tío y
las palabras efusivas que en su honor se habían tributado.
Después de la ceremonia de la inauguración, que resultó muy solemne, los
felibres y sus acompañantes recorrieron los jardines de la Exposición.
Banquete en el Ritz
En el jardín de verano del Hotel Ritz se celebró el domingo, por la noche,
el banquete ofrecido por el Ayuntamiento de Barcelona a los felibres.
Asistieron, en representación del alcalde, el teniente de alcalde señor
Maynés; las señoritas María-Elvira y Julia Guasch, Matheu, Carreras de Mur,
Anna-María Muría, Nicolau, D'Argevai; señoras Blanca Selva, Puig y Valls,
Cabot, Oller, viuda Cabot, Estelrich, Vellés, Gloria Bulbena, Tusqueta, Martell
y Carbonell.
Estaban, además, los señores Coll y Rodés, teniente de alcalde; Degollada,
Salisachs, Alejandro Font y Roure, concejales, Jaime de Riba, vicepresidente de
la Diputación; Valles y Pujals, diputado provincial; don Ramón de Abadal,
presidente de la «Lliga Regionalista»; don José Puig y Cadafalch, ex presidente
de la Mancomunidad de Cataluña; Pompeyo Fabra, Luis Millet, director del «Orfeó
Cátala»; el subdirector, J. Pujol; el historiador don Fernando Valls Taberner,
don Juan Estelrich, director de la «Fundació Bernat Metge»; don José M. de
Sagarra; don Joaquín Cabot, presidente del «Orfeó Cátala»; don Francisco
Matheu, doctor Jaime Collell; mosén Lorenzo Riber, Puig y Alfonso, el escultor
Clará, Ruiz Porta, Carbonell, José Ribas, Enrique de Fuentes, Juan M.ª Guasch,
Alfonso Maseras, Bulart y Rialp, doctor Soler y Pla, Balta, Juan Chabás,
Masferrer, José M. Capdevila, Javier Regás, Oller y Navarro Costabella.
Las señoras Mistral y Azéma asistieron luciendo trajes típicos provenzales,
acompañadas de la señorita Matheu, quien lucía, asimismo, un rico traje de payesa catalana.
En mesa preferente estaban las citadas damas y los señores Maynés, Mistral,
Jouveau, canónigo Collell, el maestro en Gai Saber señor Guasch y don Jaime de
Riba, quien ostentaba la representación del presidente de la Diputación.
A los postres el señor Maynés ofreció el banquete en nombre de la ciudad,
diciendo que durante la celebración de estas fiestas nuestros huéspedes habían
tenido ocasión de ver cómo a ellas se habían sumado espontáneamente todas las
clases sociales y que, por lo tanto, no habían sido fiestas intelectuales sino
populares.
Recordó el acuerdo tomado por el Ayuntamiento de dar el nombre de Mistral a
una de las calles de Barcelona y el de erigir en la Montaña de Montjuich un
monumento a su memoria, y terminó diciendo que las lenguas que tienen poetas
como Mistral que cantan con ellas las supremas delicias del espíritu tienen su
inmortalidad asegurada.
Después habló el señor Alibert, quien, en provenzal, habló de la necesidad
de una coincidencia de las culturas provenzal y catalana y terminó pidiendo el
apoyo de Cataluña a la obra que realiza la Sociedad de Estudios de Occitania.
En catalán se expresó M. Carlos Grandó, dedicando elogios a la lengua
catalana y M. Pedro Averna, en provenzal, diciendo entre otras cosas que era
preciso ocuparse no tan sólo en el pasado, sino en el porvenir, como había
hecho Mistral, quien fue un gran poeta y además un profeta. El monumento elevado
a Mistral es, según el orador, una hoguera que señala a los pueblos la
existencia de otro pueblo lleno de espiritualidad, y terminó brindando por
Mistral, por las glorias de Provenza y Cataluña triunfantes.
En un breve discurso M. Mistral dijo que el poeta provenzal no quedó
limitado a su tierra sino que su obra y su ideario rebasaron las fronteras y
fructificó más allá de ellas. Terminó diciendo que los provenzales tienen
además de su patria francesa, la catalana.
El «capoulier» M. Jouveau dijo que en Provenza se sigue el movimiento
ascensional de la cultura catalana con vivo interés y que el pensamiento de
Mistral hace indestructible la unidad de Provenza y Cataluña.
Por último hizo uso de la palabra el director de la «Fundació Bernat
Metge», señor Estelrich. Después de saludar y agradecer su asistencia a cuantos
se encontraban en el salón, dijo que aunque no ignoraba que era algo difícil
hacer el resumen de cuantas ideas se habían lanzado durante los días de la
visita, lo intentaría para cumplir con el encargo que le había sido hecho por
el Comité.
«Se ha reconocido que Cataluña ha realizado hasta su última consecuencia la
idea de Mistral sobre la lengua; hemos resucitado nuestra habla y sobre de ella
hemos hallado la nación. Hemos hecho de nuestro lenguaje una causa santa, por
encima de toda política condicionada, la hemos defendido no por ser más bella
que otras, sino por ser la nuestra. Y para defenderla no hemos tenido que odiar
otra ninguna, porque todas las lenguas son amables cuando no son impuestas,
como amables son todas las banderas cuando no significan una imposición.
Se nos ha dicho qué vivíamos de hechos pasados y que toda nuestra fuerza
estaba en ellos: nosotros aspiramos a conservar la esencia de nuestro pasado,
pero mirando siempre a nuestro porvenir»
Glosando palabras pronunciadas por el presidente del Ateneo en, el acto de
la conmemoración del centenario, dijo que su opinión no es la de que el
enfriamiento de las relaciones catalanoprovenzales obedezcan a razones
filológicas. Cree más bien que son debidas a los distintos destinos políticos que
ha cabido en la Historia a unos y otros, que llega en momentos a ser
divergentes: los provenzales unidos a un Estado con el que comparten glorias y
miserias comunes, que los hacen hermanos; los catalanes, dentro del recinto
peninsular, con deberes ineludibles de urgente ciudadanía que cumplir y de
colaboración, que prestar.
El punto de unión, pues, no se encuentra más que en el campo del espíritu,
y en el exclusivamente nace el Occitanismo, que tan grato es al oído.
Dijo que confiaba en el porvenir, pero que era preciso no aguardar
pacientemente a que se produjera, sino que es preciso forzarlo y terminó
brindando, con unos exquisitos versos de Mistral, por la Occitania.
El señor Estelrich, que había sido aplaudido en distintos pasajes de su
discurso, lo fue largamente al terminar.
Después el señor Maynés cerró el acto anunciando que se transmitía un
telegrama a la viuda de Mistral dándole cuenta de los actos celebrados en
Barcelona a la memoria del ilustre poeta.
La cena terminó a la una de la madrugada, habiendo sido radiados todos los discursos.
La Vanguardia, 1 de
juliol 1930.
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